sábado, 29 de noviembre de 2008

CHICOS - 25 cosas que NO harás en la cama.

Hola chicos y chicas, de nuevo les traigo una parte de las cosas que -según un foro español-, los chicos no deben realizar cuando estan en situaciones románticas o de cama. Ésta es la primera mitad, restan 25 puntos, agrego otra vez mis comentarios ennegritas.
Las 50 cosas que no debes hacer:

1- Saltarte los prolegómenos: ir directo al grano puede incomodar.
El preludio del sexo es la mejor parte. No olviden que las mujeres necesitamos de mucha estimulacion erótica, no sólo en nuestras zonas erógenas, toda la piel es zona para caricias y como bien dijo un eminente médico, el cerebro es el órgano sexual más poderoso.

2- Besarla con brusquedad y sin sensibilidad: la pasión está bien, pero con calma.
 Por favor, el actuar como animal salvaje no te hace mucho mejor amante. No intentes demostrar que eres el macho más sensual del planeta con profundos lenguetazos y fuertes apretones, tomate tu tiempo y disfruta las caricias, ambos lo apreciaran.

3- Ser demasiado bruto al tocar las zonas erógenas: el clítoris es mucho más complejo que el pene.
 Aunque en teoría ambos son penes formados por cuerpos cavernosos que se ingurgitan con sangre al haber estimulación, el tamaño del clítoris te da una idea de como debe ser estimulado. Les daré una clave: Comienza frotando en forma circular con tu índice, superficialmente. Luego ve presionando poco a poco y no olvides dejarte guíar por lo que tu chica te diga. También puedes preguntarle.

4- Obviar las caricias: el segundo mayor órgano sexual de la mujer, sólo por detrás de la mente, es su piel.
 Muy cierto. Nunca dejes de acariciarla.

5- Engancharse a sus pezones como un bebé: es divertido, pero antes hay que allanar el camino jugando con la areola y el resto del seno.
 ¡Hay mucho más acción para realizar que sólo mordidas y succiones! ¡¡Exploren, exploren!!

6- Morderle el lóbulo de la oreja: crees que es sexy, pero puede que ella no piense lo mismo. Duele.
 Depende de la sensibilidad de cada chica y de la fuerza con la que muerdes. Te recomiendo el cuello, bajo la oreja. Por lo general funciona, a menos que la chica sea muy cosquilluda, pero intenta, probablemente le agrade :)

7- El típico chupetón en el cuello: no recomendado para mayores de 16 años.

8- Hacerlo sin afeitarte: quizá te sientas atractivo, pero pinchas.
No necesariamente. El sexo no siempre tiene que ser planeado, ni modo que corras a afeitarte justo antes de tener relaciones. A menos que ella te lo pida. Y eso sería bastante poco convencional...

9- No lavarte antes del sexo: no hay que ser extremista, pero la higiene es fundamental.
 Si crees que puedas tener acción esa noche, procura ir limpio/a. En cuanto a asearse al terminar... Hay quienes apenas terminan de eyacular y corren a la ducha. Lo mismo hacen algunas chicas. Pereciera que quieren lavarse del cuerpo (y el recuerdo de la mente) el contacto que tuvieron con el otro. Es  lindo tomar una ducha juntos después de hacer el amor, pero no es nada sexy o romántico parecer un obseso de la limpieza.

10- Olvidar que su cuerpo espera ser tocado: que no falten las caricias. Saldrás ganando.
 De nuevo este punto. A pesar de la insistencia que en él se hace muchos lo olvidan. Lo pondré de esta manera: Las mujeres necesitamos ser acariciadas. No sólo manoseadas ni tocadas, ACARICIADAS. Es nuestro punto débil. Aprovechen.

11- Intentar meter tus dedos bajo su ropa interior antes de que esté preparada: no seas tan ansioso, es muy incómodo para ella.
Todo a su debido tiempo. Ni modo, te tocará descubrir cuándo es ese tiempo.

12- Tirar el condón al suelo: qué poco glamour. Su sitio es un clínex y luego la basura. 
 Al diablo el glamour, pero sí. Procura desecharlo de manera apropiada.

13- El clítoris como primera opción: no es bueno despreciar los alrededores.
 Así es, hay mucha piel y muchos lugarcitos bellos qué explorar :)

14- Parar justo cuando ella no quiere que pares: lo estás haciendo bien. ¡Está disfrutando!.
 Sobretodo si te lo dice, pues no lo hagas. Si tu chica es muy reservada, puedes animarla preguntandole si le gusta lo que haces o diciendole que se no le agrada puedes cambiar o detenerte. Es importante brindar seguridad a tu pareja, que no piense que abusas de ella, porque hay muchas chicas que por no hacer quedar mal al amante o por no saber decir NO, se quedan calladas y aguantan cosas que no les gustan. Del mismo modo chicas, si algo no les apetece o no les gusta, no duden en comunicarlo, creánme, él entenderá. Y recuerden que el hombre llega hasta donde la mujer quiera. Y esto no sólo aplica en esta situación.

15- Ser torpe al desnudarla: concéntrate, quítate de la cabeza arrancar nada y no dejes de besarla.
 Arrancar a veces es sexy, digo arrancar sin romper o desgarrar. Eso depende de cada pareja.

16- Quitarte la ropa de forma ridícula: recuerda que delante de tí hay otra persona. De lo cómico a lo patético hay una línea muy fina.
 Siempre es buena la diversión, hasta para romper el hielo, pero no es muy atractivo hacerse ver a uno mismo como imbécil, ¿o si?

17- Esperar que se depile para ti: aunque te guste mucho, es cosa suya... y luego pica mucho.
 Eso de la depilación es elección personal de cada uno. Si no lo hace y se lo sugeriste ya y aún sigue sin hacerlo, no insistas más. Tampoco es muy conveniente burlarse, imagina que ella te lo hiciera a ti.

18- Meterle un dedo en la vagina antes de que esté preparada: de impaciente profesional. Espera el momento correcto.
 Si lo haces cuando a ti se te antoje, será una sorpresa grande para ella, pero no sabemos como lo tome. Bajo tu propio riesgo.

19- Lanzarse sin preguntar: no es cuestión de despreciar la sorpresa, pero hay que saber leer sus ojos. 
 De nuevo lo del momento ideal. Más que leer sus ojos, llegar a acuerdos entre ambos.

20- Intentar reiteradamente y sin éxito penetrarla en la oscuridad: ella puede ayudarte, no seas vergonzoso.
 O enciende las luces.

21- Esperar que ella quiera hacer 'el perrito': darte la espalda mientras hacéis el amor puede hacerla sentir como un objeto sexual.
 Hay que saber comunicarse y llegar a un acuerdo mutuo.

22- Empujar demasiado fuerte: empieza con suavidad y la compenetración entre los dos dirá cómo seguís.
 Ella no es un objeto masturbador ni una muñequita inflable. Además a veces duele.

23- Eyacular demasiado pronto. Ella debe terminar primero. Aún así, no hay muchos hombres que puedan durar lo suficiente para satisfacer a una mujer que disfruta de sus estímulos vaginales y del punto G.
 Lo ideal sería que los dos tuvieran orgasmo al mismo tiempo, simultáneamente. No quiero parecer feminista pero coincido en que las mujeres debemos terminar primero porque si sucede al contrario, el hombre se cansa y ya no tiene más ganas de seguir estimulando a su pareja, lo cuál puede crear una sensación de instaisfacción en la mujer. Incluso un maestro ginecólogo lo confirmó en una clase, es mucho más práctico y saludable para ambos, anatómicamente hablando que una mujer tenga primero el orgasmo, debido a que antes de la penetración y durante toda la relación sexual, el útero adopta una posición elevada en la que es más fácil que los espermatozoides inculídos en el sémen alcancen el lugar para la fecundación. Entonces la mujer tiene un orgasmo y existe contracción de los músculos pélvicos, hay relajación y ella estará preparada para recibir tu explosión. Y tú quedarás como un amante complaciente y considerado con ella.

24- Eyacular o perder la erección al ponerse el preservativo: El primero es raro. El segundo, cuestión de práctica.
 El primero puede pasar cuando no hay experiencia sexual previa o muy poca experiencia (con personas vírgenes principalmente) o en hombres mayores puede ser un problema de eyaculación precoz y habría que determinar si son causas físicas o psicológicas

25- No hacerle caso después: pregúntale si le ha gustado.
 Mas abrazos, caricias... lo normal, tampoco te muestres condescendiente o adulador. Pero no la ignores por completo.



miércoles, 20 de agosto de 2008

5 poderosas razones para no tener sexo estando ebrio.


Algún tiempo atrás ví una imagen de caricatura vintage que decía algo como "Beer: helping ugly people to have sex since 1869... (el año no lo recuerdo con exactitud pero el resto es igual)" Al principio me causó un poco de risa la manera en que el sujeto se la imagen sostenía un gran tarro de cerveza mientras sonreía alegremente. Después me preocupó el hecho de que muchos tengan que embriagar a otros para lograr su cometido. Luego conocí una chica que adoraba estar borracha y se lo hacía saber a sus compañeros de parranda en turno para que le invitaran bebidas y así todos estaban contentos (momentaneamente), ella ebria y ligando desconocidos y los desconocidos concertando su próxima fantasía sexual (¡GULP!).

He aquí la imagen, era ésta y el año, 1862.



Hace poco tuve una experiencia sexual bastante interesante estando bajo efectos del alcohol. La verdad es que pudo haber sido mucho más completa y satisfactoria si mi compañero y yo hubieramos estado sobrios pero no fue así. Muchos de ustedes ya saben que el alcohol deprime el sistema nervioso central (o sea que después de soltarte un poco la lengua y deshinibirte con el sexo opuesto, le da "para abajo" a tu estado anímico, eso sin contar que disminuye los reflejos y la capacidad de captar sensaciones), oh si, todo un carrusel de estados físicos y emocionales. El hecho de que la mayor parte de las personas considere que el alcohol es estimulante o "afrodisiaco" (o al menos así lo perciban) puede deberse a su temporal efecto desinhibidor.
Esa madrugada, después de haber reflexionado durante un rato, concluí que no es bueno tener sexo estando alcoholizado. En algunos casos y a unos cuantos puede ayudarles a perder el pudor, pero para la mayoría, el desempeño o rendimiento físico es menor y ésto tiene sus consecuencias en todos los aspectos, también a nivel orgullo. Por lo tanto, les comparto lo que he llamado mis 5 poderosas razones para no tener sexo estando ebrio:
1.     La decisión de tener relaciones no es tomada de manera completamente consciente y/o voluntaria. Aquí como hay muchos factores de por medio (presión social, presión de la pareja y algunas veces falsa sensación de compromiso con él/ella,  que son maximizados por que el alcohol alteró nuestro estado de ánimo y percepción de la realidad) la decisión se toma a la ligera, sin pensarlo bien y eso no trae buenas consecuencias.
2.     Los órganos sexuales fallan. Probado. El alcohol puede facilitar la aparición del impulso sexual, pero también inhibe partes del SNA (Sistema Nervioso Autónomo) implicadas en la respuesta de erección, dificulta el que ésta pueda llevarse a cabo y en consecuencia dificulta la penetración y el coito. Para las mujeres el alcohol actúa como un activador psicológico pero como inhibidor físico. Muchas veces el hombre va a poder lograr la erección, pero le será más fácil perderla. Eso puede ser frustrante durante una relación.
3.     Estas en riesgo de hacer cosas que no quieres. Esto incluye una amplia lista: acceder a peticiones sexuales sin saber, sin querer o sin darte cuenta, tener coito sin usar protección, eyacular dentro de tu pareja mientras estás sin condón, tener sexo con desconocidos, tener sexo en público, y muchas otras, además de cometer alguna ridiculez o acto vergonzoso (y no sólo me refiero a vomitar encima de tu pareja o quedarte dormido/a mientras lo hacen...).
4.     Y en alto riesgo de contraer enfermedades que nadie quiere.  Reportes de investigaciones médicas señalan que un gran número de personas contrajeron una ETS de alguna relación casual o que no querían, mientras estaban drogados o ebrios. Los principales padecimientos adquiridos fueron VIH, gonorrea y sífilis.
5.     Supongamos que tuvieron buena suerte y aún estando ebrios evitaron hacer el ridículo con su pareja o haberte forzado a ti o otro a tener sexo sin quererlo o sin protección y crearse una innecesaria preocupación por embarazo no deseado o por haberse contagiado de alguna enfermedad dolorosa y de difícil curación... ¡que alivio! pero recuerda quemuchas veces cuando uno está ebrio es muy difícil acordarse de los eventos que vivímos en ese estado. Si ya te libraste de todo lo malo, al menos conserva un recuerdo de lo que sucedió.                
Para que recuerdes todo y que nadie más te venga a contar historias, conserva tu consciencia. Conoce tus límites, no te excedas ;)

Y sin intención de faltar a la ética ni ofender a nadie, comparto las siguientes
Anécdotas de personas que tuvieron malas experiencias sexuales y culparon al alcohol:
La srita Glow dijo sentirse tan feliz de haber podido irse con el chico que le gustaba y estar los dos "tan happys" que cuando vio que él se colocó el condón, ella se molestó y le dijo "¿¡qué es esto?!" y acto seguido, ella se lo quitó. El chico estaba tan ebrio que se rió de lo "ocurrente que era ella" y terminaron haciendo cosas sin nada de protección. Al día siguiente se arrepintieron mucho y días después aún seguían muy preocupados.
Una chica de seudónimo Darla llegó a casa con su novio después de una fiesta, ambos habían tomado mucho y ella comentó que se sentía "más enamorada que nunca" y tuvo la idea de dejarle hacerle sexo anal. Ella siempre quería pero le  causaba temor y cuenta que la verdad al chico ni le interesaba ésta clase de práctica sexual. Pero en ese momento pensó que "estaría bien probar" y lo intentaron, sin mucho éxito de penetración porque luego él perdió su erección, aunque sí le causó a ella un ligero sangrado.
Para una anécdota completa, pueden leer La mañana siguiente (historia en 3 partes) publicada en este mismo blog en anteriores entradas.

martes, 29 de enero de 2008

Me gustan los hoteles baratos


Para J., con todos los recuerdos del mundo.
Para O., la sexóloga personal de la terapéuta sexual.


"Me gustan los hoteles... baratos"

Cuando escuché estas palabras, frente a un vasito de humeante café, me pareció que mi amiga hacía una confesión. Mi mente se llenó de imágenes de moteles y hotelitos baratos y recordé la primera vez que pisé un hotel de estos. Horas después, ya en casa pensé que sería un tema interesante para este erótico blog.

El mundillo de los hoteles "de paso" es toda un amplia industria en nuestra ciudad., casi podría decir que en nuestro país. En las ciudades que he visitado de México, incluso en pueblecitos he visto lugares de este tipo. Debo admitirlo, cuando paso cerca de alguno de ellos, no puedo evitar mirar de reojo hacia adentro. Una vez cuando era más jóven -ya tenía esa costumbre de ver si había muchos o pocos carros dentro-, me sorprendí de ver casi todas las habitaciones llenas. Era martes a las 11 de la mañana. Una pequeña ciudad de la frontera norte. No hay hora exclusiva para el sexo, pensé. No hay hora exclusiva para el sexo, ahora confirmo.

Mi opinión sobre los hoteles para el sexo ha ido cambiando con el paso de los años. Hará unos 8 años, me eran indiferentes. Sabía que existían para ir a hacer el amor y me parecía lamentable que las parejas no tuvieran un espacio íntimo para ellos y tuvieran que compartirlo con prostitutas y/o clientes escandalosos. Esa era mi idea de los moteles. Ya que conocí al sexo en persona, no pensaba en ellos porque no había necesidad de visitarlos. Para mí, los novios amorosos siempre hacían el amor cuando papa y mamá no estaban en casa, o tenían "fajes" a escondidas en alguna fiestecilla en casa de amigos. La mayoría de mis amigos íntimos de la época posterior vivían solos, así que no había problemas de tener que trasladarse a un lugar aparte o andarse ocultando, así que tampoco me preocupé por habitaciones de hotel en esa época. Pero luego llegó alguien que vivía en casa de asistencia y sus renteras eran dos viejecitas chapadas a la antigua que le habían dicho "puedes hacer lo que quieras en tu habitación, menos meter mujeres". Y él, contrario a todo lo que decía, era un niño muuy obediente. Y se le ocurrió la magnífica idea de llevarme a un "hotel con clima detrás de la central de autobúses". Fue la primera vez que me preocupé. Nunca había pisado uno, ya tenía más de 20 años y estaba acostumbrada a camas limpias y posters en las paredes, aromatizante de ambiente y música de fondo. Me dí cuenta que no quería ir a follar en un hotel. Me gustaba la privacidad y los cuartos de mis parejas. Parte de mí pensaba "bueno, voy y conozco, vivo la experiencia y así nadie me podrá contar, sabré si me gusta o no", pero la otra parte de mí, no quería ir a un hotel... barato. Por fortuna para mi en ese entonces, las cosas no se dieron así y él y yo tuvimos sexo en otros lugares, no en hoteles.
 

Luego llegó para mí -sin que yo me diera cuenta- el momento de pisar un hotelito económico. Ya no estaba en posición de "querer o no querer". Me sentía grande como para andar experimentando esas cosas, "si no lo hice antes, ahora para qué..." (errónea ilusión la mía), pero también quería privacidad con mi novio y volví al punto de sentir pena por ser una pareja que no tenía un espacio íntimo para ellos y tener que compartirlo con prostitutas y/o clientes escandalosos. Pasamos por un hotelito discreto que aún así, llamó nuestra atención (es que sólo atraen a los amantes... y a uno que otro asesino). Dos horas con clima por 180 pesos. No mencionaban nada de los huecos en las paredes, del rechinido de colchones proveniente de habitaciones contiguas, de las sábanas manchadas. Cuando ingresamos al lugar, sin recepción, en el que te registrabas desde el otro lado de una ventanilla con rejas y ahí mismo te entregaban tus "tuallas", ví bajar por las escaleras un viejo añoso, a paso lento y al verme sonrío. Una sonrisa sucia, sucia perversa -así la interpreté, ¿qué  más se puede pensar en esos lugares?- y mejor dirigí la vista a otro sitio. Luego bajó las escaleras una chica muy jóven, de unos 16, con una mochila rosa en los hombros. Imaginé que se había acostado con el hombre de la sonrisa -¿qué más podía imaginar?-. En ese momento quise largarme de ahí. Pero iba con el amor de mi vida y de verdad que no teníamos a donde ir. No conocíamos de moteles y en los hoteles familiares en los que nos habíamos hospedado siempre nos miraban con malas caras, porque aunque cada vez prometíamos no hacer tanto ruido, terminabamos gritando como locos y luego alguien golpeaba la puerta o la pared y en esos momentos era cuando nos dabamos cuenta que estabamos siendo ruidosos. Mi chico preguntó "¿qué hacemos?". No sé qué le respondí, pero un minuto después estabamos en un pasillo angosto y muy largo, de paredes ocres, mal iluminado. Me sentí en una peli serie B. Fue extrañamente atractivo. Pero la atracción terminó al entrar a la habitación. Sólo mencionaré que no me gustó. Y que el aire acondicionado no funcionó jamás. Mi hombre y yo estabamos nerviosos. Y enamorados. No era como alguna vez fantasié, que llegando al cuarto de hotel saltaría encima de él o él encima de mí, nos arrancaríamos las ropas y tendríamos sexo salvaje, divertido y extasiante, y muchos orgasmos. Es que el ambiente lújubre no incitaba a eso. Si mi fantasía hubiera sido ser la esclava sexual de alguien y que mi máster me hiciera toda clase de cosas obscenas en un cuartito así, el ambiente habría sido ideal. Incluso si nuestra fantasía era hacernos pasar por estrellas porno en un hotelillo barato o el cuarto de tortura de una delegación de policía, el marco habría sido bueno y excitante. Miles de fantasías podrían cumplirse ahí y nadie habría llamado a la puerta o por teléfono para decir que había mucho ruido en la habitación. Pero iba con el chico al que amaba. Y queríamos hacer el amor. Estabamos tensos. Nos sentamos en el borde de la cama y platicamos de tantas cosas. En realidad no sabíamos bien que hacer. Así se nos pasó poco más de una hora. Mi líbido no estaba activa, si se puede decir así. Sentía que debíamos hacer algo, pero no sucedía. Luego intentamos besarnos, poco a poco nos recostamos en la cama. Justo cuando comenzamos a relajarnos apareció una cucaracha. Me histericé y él se puso a perseguirla hasta que la mató. Y nos dimos cuenta que no teníamos que hacer nada sólo porque estabamos ahí. Encendimos la TV. No tenía cable y la mayoría de los pocos canales que recibía, se veían muy mal. Nos reímos. Decidimos irnos. ¿Habría alguna pareja en ese momento, en ese hotel, que como nosotros, no hubiera tenido sexo? Nunca lo sabré. Justo cuando estabamos por abrir la puerta para marcharnos. Una mujer tocó fuertemente y gritó "¡ya se les acabó su tiempo! ¿van a querer más??" "¡NO!" gritamos los dos juntos. Nos tomamos de la mano y salimos de ahí para siempre.
 

La historia tuvo una continuación feliz cuando se me ocurrió preguntar a mi mejor amiga sobre un lugar adecuado para el sexo. Algo tarde mi pregunta, pero su respuesta nos fue de gran ayuda. Así que cortesía de mi amiga, comparto con ustedes las direcciones de moteles (ojo, son moteles para llegar en auto) agradables y muy higiénicos de la localidad. Por si hay uno que otro despistadillo, como lo fuimos nosotros a esa tierna edad ;)

-Motel
 Mansión, en Carretera Nacional, casi a un costado de Soriana Estanzuela. hab. regulares $390. suite con jacuzzi $500. Tiene servicio de bar y restaurante a la habitación y en el tocador hay secador de pelo, para que si se bañan no lleguen después a casa con el cabello "misteriosamente mojado".

-Motel
 Dalí también en Carretera Nacional, a un lado del motel anterior.

-Motel
 Marbella tiene dos direcciones, una a la salida de Sta. Catarina, carretera a Saltillo. La otra rumbo a la autopista a Reynosa, antes de llegar a la primer caseta de cobro, así que no tienen que pagar.

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