miércoles, 22 de abril de 2009

La boda de mi mejor amiga 1

No pensabamos que una de nosotras se fuera a casar tan pronto. Inseparables desde hace más de 8 años, conocíamos todos nuestros secretos... o al menos eso creímos.

Cuando Charlotte regresó a vivir a la ciudad, no llegó sola. Llegó con noticias y acompañada. No sé porqué razón fui la última en enterarme, y cuando me dijo, de mi boca salió un efusivo "¿¡¡¡¿QUEEEEÉ?!!!!?? largo y sonoro. Ni siquiera sabía que salía con alguno, menos que tenía novio. Malpensada creí que se trataba de un embarazo no planeado y me hice cien ideas en un segundo, menos la idea acertada: mi amiga se había enamorado. Encontró alguien que la amaba y decidieron unir sus vidas. ¡¡¡Y nos quería de madrinas!!!!

Las prisas nos llenaron esos días. Planear la despedida de soltera, buscar los vestidos de bride's maids, asistir a sus despedidas y demás... Mucha emoción.

Llegó el día de la boda. Me tocó leer en la iglesia. Una sola ocasión lo había hecho para la boda de alguien más y en la lectura de la carta de algún apostol cambié la palabra abdicar por fornicar..., lapsus linguae: mi inconsciente me traicionó, si... y en público. Temía que sucediera algo similar aquí pero todo salió bien. Mis amigas y yo nos veíamos estupendas de bridesmaids y la novia se veía maravillosamente bien. Su vestido era hermoso, su maquillaje acentuaba sus ojos; su sonrisa, su sonrisa lo decía todo. Me dio mucha alegría porque nunca antes la había visto sonreír durante tanto tiempo. Nunca antes la había visto más feliz. No contenta, feliz. En la boda civil casi lloro de la emoción, ni yo podía creer mi desbordante emoción. Las bodas siempre me daban fastido y esta vez estaba tan contenta. Luego llegó la hora del brindis y ¡fiesta!

Y bueno, en estos eventos se acostumbra llevar pareja ¿no? mis otras dos amigas iban con sus parejas, yo iba sola. Claro que tenía mi pareja estable, pero no pudo ir. Ahora que lo pienso no hizo tanto el esfuerzo por ir... Lo excuso a medias porque vivía a mil km. de distancia, pero cuando le avisas con 6 meses de antelación y lo recuerdas a menudo... No fue la primera vez que me dejó sola en un evento tan importante para mí. Pero no me amargué. 
Decidí disfrutar la noche, al diablo los acompañantes. Porque eso es lo que hacen las chicas adultas cuando su hombre les falla: levantan la cara, retocan su maquillaje y salen a divertirse con sus amigas... O se consiguen otro acompañante. Esa noche elegí la primera opción. Y realmente fue una noche memorable.

La siguiente boda-plantón me conseguí un acompañante, y así mi noche no transcurrió tan solitaria.

Derechos reservados. La Tesis del Amor (c) 2007-2010.